LAS ENSEÑANZAS METAFÍSICAS DEL MAESTRO JESÚS |
El
significado metafísico del PADRE NUESTRO
Comentarios de Javier Di Vito.
El
PADRE NUESTRO
Padre
nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu Nombre;
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día dánoslo hoy.
Y perdona nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos
a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en tentación,
más líbranos del mal;
Porque tuyo es el reino,
el poder,
y la gloria, ahora y por siempre. Amén.
El
Padre Nuestro es la enseñanza de Jesús más
citada y conocida. Es sin duda la oración más importante
de toda Iglesia Cristiana y el punto de conexión de cualquier
Iglesia y cualquier persona que decida seguir el camino transitado
por Jesús. Lamentablemente muchas personas repiten sus oraciones
mecánicamente; rezan automáticamente sin tener una
idea exacta de lo que están diciendo, caen en una repetición
vana justamente lo que Jesús deseaba que no incurriésemos.
Fue
compuesta metafísicamente por Jesús para que no pueda
ser desvirtuada y pasara a través de los siglos inalterada.
La primera cosa que notamos para entender que Jesús ordenó
esta oración metafísicamente es que la divide en siete
cláusulas. El siete es un número sagrado en todas
las disciplinas esotéricas y escuelas de misterio, simboliza
el alma del Ser individual, está asociado astrológicamente
con Neptuno, el planeta que otorga el vuelo místico y la
meditación o el retiro espiritual, de hecho Dios descansó
el séptimo día.
Analicemos
la primera:
Padre
nuestro
En
está primera cláusula Jesús establece nuestra
relación entre nosotros y la Fuente Primordial o Dios. El
afirma que Dios, Suprema Inteligencia, Energía, Tao, Sabiduría
Universal o como quiera concibamos a la Energía Superior
es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos. Esta declaración
significa que lo que nosotros tenemos no son sino apariencias
de defectos, porque en un nivel espiritual o metafísico somos
perfectos, porque los hijos de Dios están hechos a semejanza
de su Padre; De tal palo tal astilla, de tal padre tal, hijo, esto
es una Ley inmutable ¿Puede una tomatera producir naranjas?,
así pues, Dios es Espíritu, Inteligencia, Armonía
Perfecta, Sabiduría, Belleza, Bondad, salud y amor; lógicamente
si el hombre es su hijo participa de esta naturaleza y comparte
todos sus atributos Divinos.
Cuando
conocemos esta verdad, de que somos de naturaleza Divina
aprendemos a tomar todo lo demás como una ilusión,
una apariencia como dice la metafísica, sabemos que más
allá de la ilusión de lo físico y material,
nuestro Ser Real o espiritual es perfecto, por lo tanto no puede
enfermarse, no puede morir, ni envejecer, ni pecar, ni cambiar;
Es vida en abundancia y esa es nuestra naturaleza verdadera, la
mía, la tuya y la de todos los seres humanos. No es que el
ser humano sea Dios, pero es una parte...así como una gota
de agua no es el océano, pero lleva dentro de sí la
información de su naturaleza.
Somos
Dioses asustados afirmó alguien por allí, tal
vez la causa fundamental de todas nuestras miserias sea el desconocimiento
de nuestra naturaleza real, lo que causa lógicamente temor
y miedo. El miedo es la plaga de la humanidad, de hecho yo creo
que la gente no muere ni de cáncer, ni de sida sino de miedo.
Notemos
también que al decir Padre Nuestro Jesús declara de
una vez que todos somos hermanos de un mismo Padre, y estamos hermanados
en el ser más allá de toda división humana
y que no hay Hindúes, Ni católicos, ni Judíos,
ni ateos, ni Argentinos, ni Chinos, ni Suecos, ni Mexicanos, ni
Ingleses ya que para el Padre somos todos iguales; En este reconocimiento
de hermandad aflora nuestra fraternidad y nuestra responsabilidad
para con ella.
Los rechazados, los moribundos, los solitarios, los que perdieron
la fe, los adictos a sustancias o personas...todos aquellos que
han perdido la luz interior ya sea por problemas espirituales o
materiales...todos ellos esperan de nuestra fraternidad, de nuestra
sonrisa, de nuestra palabra, de nuestra mano. Si les volvemos la
espalda porque no cuadran con nuestras etiquetas humanas,
es como si estamos faltando a nuestro deber como hermanos y a un
hermano siempre se le debe abrir el corazón, pueden estar
cerca o lejos, puede ser un hermano de sangre o no, hasta puede
estar en otra familia u otra comunidad, en otro país y hasta
en el mundo todo. Somos en verdad miembros de una gran familia llamada
humanidad y no reconocerlo es seguir atrapado en el juego del ego,
en la maya y la ilusión de las formas y la separatividad.
Después de leer está cláusula entendí
porqué mis maestros metafísicos me decían,
Javier lo que pienses y pidas para ti, piénsalo también
para los demás, porque todos somos uno en el Espíritu
y esa es la forma más efectiva de dar, eso es fraternidad,
eso es conocer los principios espirituales, la Ley del Bumerang,
el bien que deseo y hago siempre se me devuelve, aún siete
veces más y esto también vale para el mal o los actos
negativos que nos mantienen esclavizados en la oscuridad y la ignorancia.
que
estás en los cielos,
Después
de concientizarnos como hermanos espirituales, se expone la ley
de causa y efecto, se explica que Dios está en el cielo y
el hombre la Tierra, porque Dios es el principio causal y el hombre
es el efecto, la mente es la causa y la tierra la manifestación,
Dios es el mundo de las causas y la tierra el mundo fenoménico,
causa y efecto, materia y energía, mundo manifiesto y mundo
inmanifiesto, lo sutil y lo concreto. Tal vez el mismo simbolismo
de la cruz nos recuerde este principio como es arriba es abajo,
como es la mente es el cuerpo, como es el cielo es la tierra, como
sea la magnitud de la causa será la magnitud de la manifestación.
Javier Di Vito, Derechos reservados copyright Diciembre 2005.
CONTINÚA
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