REVISTA VIRTUAL |
MUDRAS: EL PODER DEL SILENCIO EN LAS MANOS
Por:
Javier Di Vito
Las
manos son sin duda el símbolo de la raza humana, sin las manos no
habría existido el progreso, ellas expresan y ejecutan la actividad
cerebral, son el puente entre el mundo material y el mundo Divino;
Las manos son nuestro instrumento más útil, pero no solamente para
manifestarnos en el mundo de la forma, manipular y transformar
la materia sino también para expresar lo intangible; ellas salvan, curan y
se entrelazan en el lenguaje sagrado de la oración. El devoto
usa sus manos para expresar su devoción. La idea de recibir
el prana o la Energía Universal a través de las manos ya era popular en
los tiempos de Jesús cuando transformó por imposición de manos
el agua en vino o elevaba sus manos en un toque sagrado produciendo
sanación. El yogui acomoda su cuerpo en una postura
estática y según la tradición Hindú la posición de las manos completan
o sellan el ritual sagrado del yoga, este lenguaje simbólico
parece ser hasta para los budistas una verdadera llave para
controlar las fuerzas sutiles.
on
la palabra “mudra” se hace referencia a un gesto o sello gestual,
una posición mística ejecutada con las manos que permiten expresar
un estado de conciencia. Traducir el mensaje de cada mudra en un
lenguaje verbal es imposible, sólo en el yoga existen más de 20
mudras y me atrevo a afirmar que la mayoría de ellos pretende evocar
un estado de conciencia expandida y de paz interior. En la mayoría
de las representaciones artísticas de Buda, aparecen las manos del
maestro comunicando un mensaje místico gestual. Tal vez uniendo
los pulgares de las manos, una mano sobre la otra, lograremos crear
ese espacio psicológico que nos ayude a escuchar los sonidos del
silencio interior tan necesitado en el caótico y febril mundo de
hoy. Te invito a realizar este ejercicio espiritual: Sentado con
la espalda recta, cierra tus ojos y une la mano derecha encima de
la mano izquierda, las yemas de los pulgares se tocan suavemente
y piensa en un lugar de paz cómo el mar, una cadena montañosa o
un sitio que evoque en ti la tranquilidad. Este gesto es magnífico
para reflexionar sobre la unidad, las manos juntas son la constatación
simbólica de que existe una armonía cósmica en la cual todo es Uno
y la dualidad yin/yang, esos pares de opuestos no son más que una
ilusión. Según los antiguos textos, Buda colocó sus manos en su
regazo haciendo este gesto cuando logró la iluminación. Las dos
manos formando un receptáculo, nos muestran la llave de oro y plata
del discípulo: La apertura y la receptividad. Este
gesto sagrado nos prepara para generar un espacio, un canal para
que la energía Divina nos envuelva, es un gesto de meditación y
de silencio, vale la pena intentarlo.
|